La presidenta admite la inocencia del equipo de Montes, pero les acusa de mala praxis
ORIOL GÜELL - Madrid - 15/02/2008
El caso Lamela regresó ayer a las calles de Leganés, en las que más de 5.000 personas, según los cálculos de este periódico, participaron en una manifestación para exigir la dimisión de la presidenta regional, Esperanza Aguirre, el ex consejero de Sanidad, Manuel Lamela, y su sucesor en el cargo, Juan José Güemes. Los cálculos de la Policía Local elevaron la participación a 11.000 personas.
Al grito de "¡Ni olvido, ni perdón, Lamela (o Aguirre, o Güemes) dimisión!", los manifestantes exigieron que el Gobierno regional asuma responsabilidades políticas por las medidas que, desde marzo de 2005, ha adoptado contra los médicos del hospital Severo Ochoa.
La Consejería de Sanidad inició el caso tras recibir una denuncia anónima que acusaba a los facultativos de haber cometido 400 homicidios mediante sedaciones terminales irregulares a pacientes de las urgencias del centro. Lamela destituyó entonces al coordinador del servicio, Luis Montes, denunció a los médicos en los tribunales y ha seguido acusándoles de mala praxis médica. El archivo del caso por los jueces hace tres semanas, obligando a retirar del proceso cualquier cuestionamiento a la buena práctica de los facultativos, no ha servido sin embargo para que el Gobierno regional mueva un ápice su posición.
Ayer mismo, Aguirre se mantuvo fiel en una entrevista a la cadena SER a la senda marcada por Lamela desde el estallido del caso. En primer lugar, Aguirre dejó claro que no repondrá a Montes en su puesto, pese a la decisión de la justicia. La presidenta repitió a continuación algunas de las falsedades orquestadas por Lamela, como la de que su Gobierno puso la denuncia anónima en manos del juez al igual que la entonces ministra de Sanidad, la socialista Elena Salgado. En realidad, Lamela y Salgado pasaron la denuncia al fiscal, pero Lamela hizo algo más a continuación: nombró a un grupo de expertos y esperó a que éstos emitieran unas controvertidas conclusiones para denunciar a los médicos de Leganés ante los juzgados.Las conclusiones de este grupo de expertos, que no entrevistaron a médicos ni familiares de pacientes, fueron luego ratificadas en parte por otra comisión, en este caso nombrada por la presidenta del Colegio de Médicos de Madrid, Juliana Fariña. Las dos comisiones repitieron también errores, como confundir horas de ingreso, diagnósticos y fármacos administrados, hasta que los jueces les quitaron toda repercusión legal.
Aguirre, sin embargo, volvió ayer a rentabilizarlas: "Las comisiones determinaron que había habido mala praxis. Fueron otros médicos, no nosotros, los que lo dijeron", reiteró pese al fallo judicial.
Por último, la presidenta no dudó en regatear verbalmente con otra de las insidias lanzadas por Lamela: "¿Por qué razón en el hospital de Leganés morían en mayor proporción en Urgencias? Pues yo no lo sé, ni tengo por qué", afirmó. Pero Aguirre sí lo sabe, o debería, como presidenta de la Comunidad. En Urgencias morían más pacientes porque los Gobiernos del PP construyeron allí un espacio para que los enfermos terminales pudieran morir en compañía de sus familiares y con un mínimo de sosiego ante la falta de camas en planta y el trasiego de las urgencias.
Todas estas cuestiones eran discutidas ayer en corrillos en la manifestación de Leganés. "Lamela y Aguirre han mentido desde el primer momento y siguen haciéndolo", se indignaban Carmen y María, dos enfermeras del hospital, al final del recorrido de la manifestación.
Ésta empezó a las seis y media de la tarde en la rotonda de los Cabezones y terminó una hora después frente al Severo Ochoa. Allí tomaron la palabra representantes vecinales hasta que el propio Montes se dirigió a los asistentes entre gritos de apoyo y reproches a Aguirre y Lamela.
Casi tres años después del estallido del caso, y pese a una tarde desapacible por el frío y la fina lluvia, trabajadores del Severo Ochoa, vecinos, sindicatos y partidos de izquierda se esforzaron en mostrar que "sigue vivo" el espíritu que han despertado en el hospital las actuaciones de Lamela.
El propio Montes, desde el escenario, aseguró que "esto es sólo el final del primer tiempo, el que ellos jugaban en casa". "Ahora empezamos el segundo tiempo", anunció tras agradecer a los asistentes su "capacidad de lucha".
Un portavoz de la Asociación en Defensa del Severo Ochoa explicó que con "el segundo tiempo" Montes se refería a las medidas legales que los médicos quieren emprender contra "Lamela, sus colaboradores, algunos peritos y todos los que han ensuciado sin ruborizarse el nombre del hospital y el de los médicos".
El tema está ahora en manos de los abogados, "que estudian cómo actuar y las medidas a emprender, aunque en el caso de Lamela ya han encontrado motivos suficientes para emprender acciones judiciales contra él". "Lamela ha tomado decisiones injustas a sabiendas y ha repetido mentiras y queremos que responda por todo ello. Pero un buen equipo de abogados cuesta dinero y ahora estamos en ello", añadió este portavoz.
La próxima medida de la asociación será abrir una cuenta pública para recaudar dinero para el proceso legal.
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